¡El amor! ¿para toda la vida?

¡El amor! ¿para toda la vida?

El amor, conlleva riesgos, que muchas veces, son difíciles de superar. Convivir y tener un proyecto común, son empresas, para las que hay que estar muy preparado y concienciado.

Cuando se está muy enamorado, cualquier gesto, de tu pareja, te parece gloria bendita. Incluso, sus manías, no te molestan, sino más bien, desde tu óptica enamorada, las justificas y las consideras originalidades de tu pareja.

Pero, pasado el período del enamoramiento, cuando las mariposas del estómago dejan de revolotear, cuando la pasión se estabiliza, se pasa a otro período conyugal. Período, donde la convivencia, las manías, las responsabilidades y las dificultades, cobran una realidad, que antes, eran una realidad distorsionada.

Ese período, es cuando, la palabra amor, cobra todo su sentido y cuando su práctica, es más necesaria que nunca.

Amor, palabra, muy llevada y traída, por todos los poetas de todas las lenguas. Expresa una emoción, que todo ser humano ansía sentir y que representa la máxima aspiración, a la que se puede acceder.

¿Pero, como podemos definir la palabra amor, o lo que esté representa?

Para dar respuesta, a esta pregunta, se me ocurre, que podríamos utilizar el Real Diccionario de la Lengua Española, para obtener una respuesta estrictamente académica.

Por otro lado, podríamos recurrir, a los más grandes poetas de la literatura universal, y ver como definieron y describieron, este sentimiento tan elevado.

Sin embargo, recurriré a las Sagradas Escrituras, concretamente al pasaje de San Pablo, en su primera carta a los Corintios 13, 4-7. Donde, desde mi punto de vista, hace la definición del amor, más elevada, que yo haya encontrado y que transcribo literalmente:

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no es egoísta, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”

Leyendo esta descripción tan maravillosa, podemos encontrar, todos los sentimientos que se expresan o que se deberían expresar, cuando se ama. Habla de amor en general, pero, leyendo entre líneas, podemos intuir, que fueron escritas y pensadas, con especial dedicación al amor conyugal.

Y el amor conyugal, es para toda la vida, o ésa, es al menos, la intención. Pero, ¿es para toda la vida, o tiene fecha de caducidad?

Para responder a esta pregunta, deberíamos recurrir a la extensa casuística existente, pues está claro, que cada pareja, vive su amor, de forma particular.

Por qué el amor, tiene sus riesgos, que son necesarios conocer, asumir y superar. Hagamos, una relación, de algunos de estos riesgos:

  • El abandono emocional: se está presente físicamente, pero ausente a nivel emocional, aparece la indiferencia en la vida conyugal. Ya no sientes, ni frío, ni calor hacia tu pareja.
  • La ausencia del contacto físico: es cuando se está con la pareja, pero se rehúye de la intimidad con ella. Conlleva un rechazo sexual y es una experiencia desagradable y desgarradora.
  • El desamor: es cuando sientes, que tu pareja, ya no se interesa por ti, como antaño. En un primer momento, se hacen esfuerzos, por reavivar la llama, por un nuevo acercamiento. Pero si estos esfuerzos, no obtienen resultados positivos, pueden conllevar, el efecto contrario, que no es otro, sino el alejamiento emocional definitivo.

El alejamiento emocional definitivo, es un escenario, donde uno de los cónyuges, o ambos, no tratan las emociones, con la suficiente dedicación.

Este alejamiento, hace que la pareja, no cumpla con sus obligaciones matrimoniales. Habrá, primero un alejamiento, a nivel emocional, que desembocará, en un alejamiento a nivel físico. Si este alejamiento, no se remedia, no habrá mejor solución, que la separación de la pareja. Pues, seguir juntos, no hará otra cosa, sino redundar y aumentar el desamor.

El remedio, o uno de ellos, para revertir esta situación, empieza por reestablecer la comunicación, que un día se perdió. Esta comunicación, debe ser totalmente sincera, vaciar los sentimientos más profundos, en la pareja. Comunicarse, con confianza y con sensibilidad, sin reproches ni insultos.

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