La importancia de la unión emocional en el matrimonio
La relación de pareja, se mantiene sana, cuando ambas partes, mantienen un equilibrio, a nivel emocional. Es decir, saben dar y exponer sus emociones más íntimas. Y, al mismo tiempo, saber recibir y acoger, las emociones de su pareja.
La palabra, que expresa y resume, el contenido del párrafo anterior, no es otra, que la palabra “amor”. El sentimiento, más elevado, a nivel emocional, se expresa, cuando se ama.
Amar, sin límites ni medidas. Pero, debe ser, un amor hacía el otro. No se debe confundir, con un amor egoísta y absorbente. Si nuestro amor, hacía la pareja, es posesivo y controlador y vemos, desde nuestro juicio, que la pareja, no cumple, con nuestras expectativas, ese amor, puede cruzar, la barrera del odio. Y, esa emoción tan elevada, de la que hablábamos anteriormente, puede traer, su antagónico, y convertir nuestros sentimientos, en algo negativo e hiriente, para nosotros mismos, pero, sobre todo, para nuestra pareja.
En una relación de pareja, es necesario, como la misma palabra señala, dos personas. Dos personas, que están interesados, en tener una relación, con todo lo que ello conlleva. Deben tener en cuenta, que, para sustentar una relación, es necesario:
– Tener tiempo y querer dedicarlo a la pareja.
– Tener medios económicos y un proyecto, que deja de ser individual, para ser común.
– Tener una conexión, a nivel emocional, que conllevará, una unión emocional, física e incluso, espiritual.
– Estar dispuesto, a que, desde que la relación se hace firme, nuestro caminar, deja de ser individual y pasa a estar, continuamente acompañado. Compañía de nuestra pareja, que puede, que, en un futuro, traiga más personas, a través de los hijos, y, nuestro matrimonio se convierta en una familia.
Pero, sí en una relación de pareja, prevalece el distanciamiento emocional. Se hará, muy necesario, tomar medidas al respecto y tratar, esta situación, con la mayor seriedad posible. Pues, de su solución o no, dependerá un futuro de bienestar emocional o, por lo contrario, de un desequilibrio dañino y fatal.
Estar casados, no sólo significa, estar acompañado. El matrimonio, tampoco se debe limitar, a convivir educadamente.
Una pareja, puede sufrir, de soledad. Cuando en una pareja, empieza a haber, falta de comunicación e indiferencia. El siguiente paso, será la sensación de abandono y de falta de cariño.
En la actualidad, el ritmo social, al que estamos sometidos, a través del trabajo, el tráfico, las responsabilidades… Nos llena de estrés y tensión. Y es muy posible, que el desahogo, de todos esos nervios acumulados, se produzca a nivel doméstico, donde también se encuentra nuestra pareja. Pueden darse, sentimientos y sensaciones negativas, y aparecer episodios de violencia emocional e incluso física. Todo ello, puede desencadenar graves problemas en la pareja.
La solución, pasa por una buena comunicación de pareja. Una comunicación adecuada, es vital y necesaria, a todos los niveles sociales, pero, sobre todo, con nuestra pareja.
Según estudios avanzados, la Programación Neurolingüistica, a partir de ahora PNL, tiene cuatro grandes factores a la hora de la comunicación en pareja. La PNL, sostiene, que el 93% de nuestra comunicación se hace a través de nuestro lenguaje corporal (tono, volumen, timbre de voz, respiración, postura, movimientos, microexpresiones faciales…) y el 7% restante a través de nuestras palabras.
Siguiendo, la anterior afirmación, la PNL, pone de manifiesto cuatros cuestiones:
– ¿Qué digo?: son las palabras usadas, para expresar lo que queremos decir.
– ¿Cómo lo digo?: donde el lenguaje corporal interviene en gran medida. Según la relación, que tengamos con el receptor, nuestro lenguaje corporal, se manifestará de forma diferente. Es decir, según digamos las cosas, estaremos dando una orden, o una petición o una sugerencia.
– ¿Es realmente esto lo que quiero decir?: en muchas ocasiones, decimos con palabras, lo que no queremos decir o lo que no es apropiado decir. Si durante un largo día laboral, hemos ido acumulando, cierto estrés, puede que éste, sea descargado en el ámbito doméstico.
– ¿Es una crítica constructiva o una forma de herir a otro?: cuando se discute en pareja, las críticas, supuestamente constructivas, pueden resultar hirientes. Es entonces, cuando se puede producir la tempestad, es cuando la discusión, puede subir de nivel y acabar en una pelea, de considerables dimensiones y de impredecibles consecuencias. La crítica constructiva, debe hacerse, en un lenguaje corporal adecuado y usando las palabras más amables que encontremos.
En la comunicación de pareja, hay nueve grandes errores, que son:
– Amenazas: las amenazas, se utilizan, para conseguir de la pareja, algún requerimiento, sí o sí. Sin embargo, la otra persona, puede reaccionar, ante la amenaza, en forma de venganza o de desafío.
– Sacar a relucir hechos pasados: si estamos resolviendo un problema actual, es del todo irrelevante, sacar hechos ocurridos en el pasado. Pues, los viejos problemas, vuelven a hacerse presentes y tendremos un sumatorio de problemas, los viejos y el actual. Resultado, una pelea de mayor intensidad.
– Los ataques personales: si utilizamos calificativos de menosprecio, hacia nuestra pareja, entraremos en un intercambio de reproches, nada productivos. Estos calificativos, hieren, de manera muy profunda, nuestras emociones.
– Minimizar o no tener en cuenta la opinión de nuestra pareja: si la opinión de nuestra pareja, se minimiza o se desprecia, le estamos queriendo decir, que su opinión, verdaderamente, no nos interesa lo más mínimo. Es un gran ataque a nuestro ego, no ser tomados en serio y que no se tengan en cuenta nuestras consideraciones.
– Echar las culpas al otro: si culpabilizamos a nuestra pareja de algún altercado, con razón o sin ella, provocaremos un sentimiento negativo en la otra persona. Si es con razón, no se debe hacer, pues bajaremos la autoestima de la otra persona. Y, si es sin razón, estaremos actuando de forma rastrera y torticera.
– Cambiar de tema: para resolver, cuanto antes, cualquier discusión, es necesario, centrarnos en el problema adecuadamente. Si, durante, la resolución de un problema, traemos a colación, otros problemas, nos alejaremos, de forma abrupta, de la solución del problema actual.
– El abandono emocional: es cuando, en plena, discusión, desconectamos y huimos de la discusión, por ejemplo, enchufando la tele o saliendo de casa. Quizás, con esta actitud, se aplaque la tempestad, pero el problema, quedará latente, para el futuro.
– Utilizar el sarcasmo y la ironía: los sarcasmos e ironías, lo único que buscan, son humillar a la pareja. Por lo tanto, son formas de insultar y de herir. Muy desaconsejados, si se busca resolver problemas.
– Las críticas destructivas: las críticas, cuando no son constructivas, dejan una huella, difícil de superar, para la persona que las recibe. Hay un estudio famoso, en este sentido, que viene a decir: “una crítica requiere de cinco halagos para superarla”.
Con la exposición anterior, de cómo debe ser una buena comunicación y de lo que se debe evitar. Ponemos de manifiesto, la importancia, de saber comunicarse a nivel de pareja.
La comunicación matrimonial es de suma importancia, con ella, llegaremos a una intimidad emocional, que es la base requerida, para que la confianza entre la pareja, alcance su máximo nivel y, por tanto, su unión física, emocional y espiritual sea completa.
Esta unión emocional, es la máxima expresión, de una vida matrimonial, llena de bienestar y de, porque no decirlo, de auténtica felicidad. Con ella, se podrá afrontar el futuro, venga lo que venga.